El agua mineral natural es agua exclusivamente de origen subterráneo, recogida ya sea de un manantial o mediante perforación. Definido como tal por la normativa, se utiliza para embotellado y/o termalismo. Puro, geológicamente protegido y con una composición mineral perfectamente estable, no está sujeto a ningún tratamiento químico ni desinfección antes del embotellado ni de su uso térmico. Estas aguas pertenecen, por definición, a acuíferos de alta inercia, generalmente profundos, en algunos casos carbonógenos. Bien protegidos de la contaminación superficial por su cobertura geológica y, en su caso, también por políticas de protección específicas, estos acuíferos se encuentran generalmente en regiones poco expuestas a las presiones antrópicas (agricultura intensiva, industria, urbanización, etc.).